15 de diciembre de 2011

EL PODER DEL PENSAMIENTO. SUS LEYES Y SU DINAMICA

 





El Pensamiento, arquitecto del destino.
Cuando se mantiene constantemente un pensamiento, se forma en la mente una especie de canal natural por el que corre automáticamente la fuerza mental. Esto da lugar a un hábito que sobrevive a la muerte y, puesto que pertenece al ego, es transportado a la vida subsiguiente en la que se manifiesta en forma de tendencia o de capacidad.

Cada pensamiento, esto ha de recordarse bien, tiene su propia imagen mental. En el plano mental se desarrolla la esencia de las distintas imágenes mentales formadas en una vida física particular. Esta esencia constituye la base de la próxima vida física.

Del mismo modo que en cada nacimiento se forma un nuevo cuerpo físico, así también se forman una mente y un Buddhi (intelecto) nuevos.

No resulta fácil explicar detalladamente las actividades de la mente y del destino. Cada karma produce un doble efecto, de una parte en la mente individual y de otra en el mundo. El hombre crea las circunstancias de su vida futura por medio del efecto de sus acciones sobre otros.

Toda acción tiene un pasado que conduce hasta ella; toda acción tiene un futuro que procede de ella misma. Toda acción implica un deseo que la promueve y un pensamiento que la forma.

Cada pensamiento es un eslabón en la cadena interminable de causas y efectos, en la que cada efecto se convierte a su vez en causa y cada causa ha sido una vez efecto... En esta cadena infinita cada eslabón está constituido por una aleación de tres elementos: deseo, pensamiento, actividad. Un deseo estimula un pensamiento; el pensamiento se manifiesta a sí mismo en la acción. El acto constituye la trama del destino.
Siembra una acción y cosecharás un hábito. Cultiva un hábito y obtendrás un carácter. Cultiva un carácter y cosecharás tu propio destino.


El hombre es dueño de su propio destino. Tú mismo, por el poder de tu pensamiento, creas tu destino. Pero puedes anularlo si quieres. Todas las facultades, energías y poderes están latentes en ti. Desarróllalas y hazte libre y grande.

 Los pensamientos similares se atraen mútuamente.

En el mundo del pensamiento también opera la gran ley de “lo similar atrae a lo similar”. Las personas de pensamientos similares se siente atraídas entre sí. De ahí las conocidas máximas: “los pájaros del mismo plumaje siempre vuelan juntos”, “Dime con quien andas y te diré quien eres”.


Un doctor se siente atraído hacia un doctor. Un poeta hacia un poeta. Un cantante hacia un cantante. Un filósofo hacia un filósofo. Un vagabundo hacia un vagabundo. La mente tiene un “poder de atracción”.
Tú atraes continuamente hacia ti, desde los aspectos visibles e invisibles de las fuerzas vitales a los pensamientos, influencias y condiciones más análogos a tus propios pensamientos y líneas de conducta.

En la morada del pensamiento, las personas de pensamientos similares son atraídas entre sí. Esta ley universal está operando continuamente, seamos conscientes de ello o no.

Lleva contigo cualquier tipo de pensamiento que te agrade y, mientras lo mantengas contigo, no importa por donde vayas, por el campo o por la montaña, atraerás incesantemente hacia ti, advertida o inadvertidamente, exacta y únicamente lo que corresponde a tu propia cualidad dominante de pensamiento. Los pensamientos son de tu propiedad particular y puedes regularlos y adaptarlos enteramente a tus preferencias reconociendo firmemente tu capacidad para hacerlo.

Está totalmente en tus manos determinar el tipo de pensamiento que mantienes y, consecuentemente, el tipo de influencia que atraes. Ambas cosas no son producto de las circunstancias caprichosas, a menos que tú, verdaderamente, decidas que lo sean.

La gripe y el contagio de pensamientos.
El pensamiento es una acción auténtica. Es una fuerza dinámica. Es muy contagioso; más contagioso que la gripe.

Un pensamiento simpático de tu mente despierta otros pensamientos simpáticos en la mente de aquellos con quienes estás en contacto. Un pensamiento de cólera produce una vibración similar en aquellos que rodean a un hombre furioso. Sale del cerebro de un hombre y penetra en el de otros que viven a grandes distancias y los excitan.

Un pensamiento de alegría produce pensamientos de alegría en otros. Uno se deleita intensamente y se llena de gozo cuando ve a un grupo de niños riendo, saltando y jugando llenos de alegría.

Un pensamiento gozoso en nuestra mente crea pensamientos gozosos en otros. Por tanto, mantén pensamientos sublimes y elevados. Haz que un hombre bueno y honesto permanezca en compañía de un ladrón. Pronto el hombre honesto comenzará a robar. El pensamiento es muy contagioso.


La aplicación de una ley psicológica.
Mantén el corazón joven. No pienses: “Me he hecho viejo”. Pensar de ese modo es un hábito malo. Aleja ese pensamiento. Cuando tengas 60 años piensa: “tengo 16”. En lo que pienses te convertirás. Esta es una gran ley psicológica.

“En lo que el hombre piensa en eso se convierte”.
Esta es una gran verdad. Piensa: “soy fuerte”, y te harás fuerte. Piensa: “soy débil” y te harás débil. Piensa: “soy un necio” y te convertirán en un necio. Piensa “soy un sabio o Dios” y sabio o Dios serás.

El pensamiento moldea y da forma al hombre. Este vive siempre en un mundo de pensamientos. Cada hombre tiene su propio mundo de pensamientos.

La imaginación hace maravillas. El pensamiento tiene una fuerza tremenda. Es, como ya se ha dicho, algo sólido. Tu presente es el resultado de tus pensamientos pasados, y tu futuro sobrevendrá de acuerdo con tus pensamientos actuales. Si piensas rectamente, hablarás y actuarás rectamente. La palabra y la acción siguen siempre al pensamiento.

Comprende las leyes del pensamiento.

Todo hombre debería tener un conocimiento y comprensión de las leyes del pensamiento y su modo de operar. Solamente así puede vivir en este mundo con tranquilidad y sin sobresaltos. Y puede utilizar las fuerzas beneficiosas de la mejor manera posible para lograr sus objetivos.

Puede asimismo neutralizar las fuerzas hostiles o las corrientes antagónicas. Igual que el pez nada contra la corriente, así también el hombre puede ir contra las corrientes hostiles, ajustándose y salvaguardándose adecuadamente por medio de métodos precautorios.


De otra forma se convierten en un esclavo. Es sacudido inevitablemente, de aquí para allá, por diversas corrientes. Es arrastrado por un río, como un pedazo de madera. Es miserable e infeliz en todo momento, aun cuando posea grandes riquezas.
El capitán de un vapor que dispone de una compás, que conoce el mar, las rutas y las corrientes oceánicas, puede navegar mansamente. De otro modo su vapor se vería inevitablemente arrastrado de un rumbo a otro, y terminaría naufragando, arrojado contra alguna roca o iceberg. Del mismo modo un sabio navegante del océano de esta vida que tiene un conocimiento detallado de las leyes del Pensamiento y de la naturaleza, puede navegar suavemente y alcanzar el objetivo de su vida positivamente.

Conociendo las leyes del Pensamiento, uno puede modelar su carácter en la forma que prefiera. El dicho popular “En lo que un hombre piensa, en eso se convierte” es una de las grandes leyes del Pensamiento. Piensa que eres puro y serás puro. Piensa que eres noble y serás noble.
Revístete de una naturaleza buena. Piensa bien de todos. Haz siempre buenas acciones. Sirve, ama, da. Haz felices a otros. Disfruta sirviendo a otros. Así cosecharás felicidad. Te verás rodeado de circunstancias y oportunidades favorables.

Si dañas a otros, si haces tratos escandalosos o perversos, si criticas o injurias, si explotas a otros, si adquieres su propiedad por medios deshonestos o si haces cualquier acción que pueda causar dolor a otros, cosecharás dolor para ti mismo. Te verás rodeado de circunstancias y oportunidades desfavorables.
Esta es la ley del pensamiento y de la naturaleza. Igual que puedes formarte un carácter bueno o malo por medio de acciones sublimes o infames, puedes crearte circunstancias favorables o desfavorables realizando buenas o malas acciones.
                                                                                                                                                                                                    Sw Sivananda, El pensamiento y su poder
Fotos: Miriam Mato

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